Se ha hablado mil veces de la importancia de estos últimos, pero ¿tenemos claras las ventajas principales de estirar bien después de un día de esquí? (o de cualquier otra actividad física)

A mi modo de ver hay dos que sobresalen por encima de las demás y que vale la pena que todos tengamos en cuenta:

  1. Ayudar a recuperarnos mejor después del ejercicio, minimizando las ‘agujetas’ y otras consecuencias del mismo. 
    Una breve sesión de estiramientos después de esquiar nos ayudará a relajar la musculatura, descargar las piernas y nos ayudará a que éstas se resientan menos en los días posteriores al ejercicio realizado. Sobretodo (aunque no solamente) si no estamos en muy buena forma física…
  2. Mejorar nuestra flexibilidad y elasticidad muscular para reducir el riesgo de lesiones. 
    Es fácil que mientras esquiamos debamos ‘salvar’ situaciones imprevistas, apoyos precarios, cambios de nieve, esquiadores que se cruzan en nuestra trayectoria…. Está claro que mejorar nuestra flexibilidad y elasticidad no es una receta milagrosa e infalible para evitar lesiones musculares o articulares pero, lo que sí es seguro, es que una musculatura flexible, elástica y bien condicionada reaccionará mejor y se ‘romperá’ menos que una que esté rígida y poco ‘trabajada’.
Una vez aclarado esto, ¿os parece bien si revisamos todo un ‘clásico’ de las rutinas de estiramientos para esquiadores?  (imágenes extraídas del libro ‘Estirándose‘ de Bob Anderson)

No os dejéis vencer por la vergüenza (o la pereza), y dedicad ni que sea cinco minutos al estiramiento después de realizar actividad física. Os sentiréis mejor y reduciréis el riesgo de sufrir lesiones

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